lunes, 16 de noviembre de 2020

Platón: Teoría de las ideas.

 Algunas ideas

  • B. RUSSELL: Si sometemos todo a crítica, sucederá que no iremos por la vida prisioneros de nuestros prejuicios.
  • G. DELEUZE: la tarea de la filosofía es hacer hombres libres: la filosofía no tiene una inmediata utilidad económica, pero sirve para detectar los prejuicios, para ver en ellos qué hay de verdad o de estupidez. Si la labor crítica de la filosofía no se da en cada época, la filosofía muere y con ella muere la imagen del hombre libre.
  • A. JACQUARD: reservar la filosofía a quienes se llaman filósofos sería tan ridículo como prohibir cocinar a quienes no son cocineros profesionales.

Platón: teoría de las ideas
Nació en Atenas el 427 a.C. en una familia noble. Fue discípulo y amigo de Sócrates, cuya injusta condena a muerte marcó su vida. Se preguntaba: ¿cómo el mejor sistema político que he conocido ha sido capaz de condenar a muerte al mejor hombre que he conocido? Lograr una forma de gobierno justa en la que no pasasen estas cosas fue una de las preocupaciones fundamentales del pensamiento de Platón. Platón quería ser un reformador político y pensaba que gobernar bien era un asunto de saber. Si en política gobiernan los más fuertes, los más ricos o los más demagogos, no hay manera de hacer un sistema de gobierno justo. Él pensaba que se puede saber en política, que se puede hacer ciencia en política (y en todo).
¿Cómo llegó a ese convencimiento? Los pitagóricos le habían enseñado que en matemáticas también hay ciencia, un conocimiento exacto, válido para todos e inmutable (2+2=4, esto es verdad para todos y para siempre). Sócrates le había enseñado que también en ética o en política se puede llegar a verdades que valgan para siempre. Por tanto, su punto de partida es que podemos hacer afirmaciones que son verdaderas para todos y que siempre serán verdaderas. Ahora bien, si en el mundo material, en el que vivimos, todas las cosas están en continuo cambio (a veces el cambio es muy lento, como el de las montañas, pero eso no significa que constantemente no estén cambiando), de ellas no podemos hacer ciencia (verdades eternas que no cambian nunca), por lo que del mundo material sólo tenemos opiniones cambiantes. 
Entonces, ¿a qué mundo se refieren nuestras verdades eternas? Tiene que haber otro mundo donde los seres sean perfectos e inmutables. De la misma manera que sé que esta mesa o este árbol existen porque los veo, también puedo ver con los ojos de la mente una mesa perfecta, un barco perfecto o la justicia perfecta. Mientras que de las cosas que veo con los ojos de la cara no puedo hacer ciencia, porque siempre están cambiando, de lo que veo con los ojos de la inteligencia sí puedo hacer ciencia, porque un barco perfecto siempre será un barco perfecto. A los seres de ese mundo perfecto que captamos con la inteligencia Platón les llamó “ideas”. 
Para explicar esto Platón inventa el maravilloso relato de la caverna. 

Cuenta Platón una historia ficticia de unas personas que están atadas de pies y manos desde que nacieron en una caverna mirando a la pared del fondo. Detrás de ellos, en un nivel algo superior, hay una hoguera, y entre la hoguera y los prisioneros hay un camino por el que pasan todo tipo de personas y cosas, cuyas sombras se ven por tanto en el fondo de la caverna. Los prisioneros, como no han visto otra cosa, creen que esas sombras producidas por la hoguera es la única realidad. 

Imagen recogida de aquí


Platón cuenta cómo un prisionero logró desatarse y fue hasta la hoguera; entonces comprendió que todo lo que creía ser la realidad no era más que sombras. Posteriormente fue capaz de salir de la caverna y comprender la auténtica vida, la auténtica luz, la auténtica libertad. En este relato Platón nos muestra cómo la mayoría de la gente cree que lo único que existe es el mundo material y dedica toda su vida a acumular riqueza y placeres, que, para Platón, no son más que meras sombras, copias malísimas de la auténtica realidad, las ideas. Para Platón la vida ética y la felicidad consisten en conocer la ideas y en renunciar a creer que los sentidos son los que nos enseñan la verdad de las cosas, así como en dedicar la vida a la auténtica sabiduría que nos proporciona el intelecto; vivir consiste en desatarse del mundo material, dejar las preocupaciones materiales, y trabajar por y para el conocimiento de las ideas; hacer una política justa consiste en saber qué es la idea de justicia para luego aplicarla en el mundo sensible en que vivimos: es decir, salir de la caverna, conocer la luz y luego volver a desatar al resto de compañeros.
El relato de la caverna nos enseña, pues, que hay dos mundos y dos formas de conocer. Uno es el mundo material, que conocemos por los sentidos, que es cambiante y muy imperfecto; de él sólo tenemos opiniones subjetivas que van cambiando con el paso del tiempo. El otro es el mundo de las ideas, que es inmaterial y conocemos con nuestro entendimiento; es eterno y perfecto; de él podemos formar una auténtica ciencia, un conocimiento que es válido para todos los hombres y para todos los tiempos, porque no cambia jamás. Ésta es la verdadera realidad y el verdadero conocimiento. El mundo material tiene mucha menos realidad, es sólo una copia imperfecta del otro mundo y el conocimiento que tenemos de él es sólo opinión, una mala imitación del verdadero conocimiento.

Textos

A menos que los filósofos reinen en los estados, o los que ahora son reyes y gobernantes filosofen de un modo genuino y adecuado, y que coincidan en una misma persona el poder político y la filosofía, y que se prohíba rigurosamente que se separen la filosofía y el gobierno, no habrá, querido Glaucón, fin de los males de los estados, ni tampoco para el género humano (República 573d).

Cuando nació Afrodita (la Belleza), los dioses celebraron un banquete, y entre ellos estaba también el hijo de Metis (la Sabiduría), Poro (el Recurso). Una vez que terminaron de comer, se presentó a mendigar, como era natural al celebrarse un festín, Penía (la Pobreza) y quedose a la puerta. Poro, entre tanto, como estaba embriagado de néctar -aún no existía el vino-, penetró en el huerto de Zeus y en el sopor de la embriaguez se puso a dormir. Penía, entonces, tramando, movida por su escasez de recursos, hacerse un hijo de Poro, el Recurso, se acostó con él y concibió a Eros (el Amor). Por esta razón el Amor es ayudante y escudero de Afrodita (la Belleza), por haber sido engendrado en su natalicio, y es enamorado por naturaleza de lo bello, por ser Afrodita bella. Pero, como hijo que es de Penía, el Amor siempre es pobre [siempre le falta el amado] […] Por la condición de su padre es valeroso, intrépido e inteligente: siempre urde alguna trama. Por su naturaleza, no es inmortal ni mortal, sino que en un mismo día a ratos florece y vive, si tiene abundancia de recursos; a ratos muerte y de nuevo vuelve a revivir gracias a la naturaleza de su padre […] El Amor busca la belleza para engendrar y producir frutos […] Todo deseo de las cosas buenas y de ser feliz es amor […] El Amor es amor de inmortalidad […] Los que son fecundos según el cuerpo, se dirigen en especial a las mujeres y se procuran, mediante la procreación de hijos, inmortalidad, memoria de sí mismos y felicidad para todo tiempo futuro. En cambios los que son fecundos según el alma, pues hay hombres que engendran en las almas más aún que en los cuerpos, engendran sabiduría moral y las demás virtudes […] Es menester -comenzó-, si se quiere ir por el recto camino hacia la meta, comenzar desde la juventud a dirigirse hacia los cuerpos bellos, enamorarse primero de un solo cuerpo y engendrar en él bellos pensamientos; comprender luego que la belleza que reside en cualquier cuerpo es hermana de la que reside en otro y que es una gran insensatez no considerar que es una sola e idéntica cosa la belleza que hay en todos cuerpos. Adquirido este concepto, es menester hacerse enamorado de todos los cuerpos bellos y sosegar ese vehemente apego a uno solo, despreciándolo y considerándolo de poca monta. Después de esto, tener por más valiosa la belleza de las almas que la de los cuerpos, de tal modo que si alguien es de alma bella, aunque tenga poca lozanía, baste ello para amarle, mostrarse solícito, engendrar y buscar palabras tales que puedan hacer mejores a los jóvenes amados, a fin de ser obligado nuevamente a contemplar la belleza que hay en las normas morales de conducta y en las leyes, y a percibir que todo ello está unido por parentesco, para considerar así que la belleza del cuerpo es algo de escasa importancia. Después de las normas éticas, es menester que el amador vaya a las ciencias para que vea la belleza de estas, dirija su mirada a toda esa belleza y no sea en lo sucesivo un hombre vil y de mezquino espíritu por servir a la belleza que reside en un solo ser, contentándose, como si fuera un criado, con la belleza de un joven, de un hombre o de una norma de conducta, sino que dirija su mirada a ese inmenso mar de la belleza y su contemplación le haga engendrar muchos, bellos y magníficos pensamientos en inagotable filosofía, hasta que robustecido y elevado por ella, contemple la belleza en sí, no la que está en un rostro, o en unas manos, ni la que está en un pensamiento o en una norma ética, sino la propia belleza en sí, la belleza de la que participan todas los seres bellos […] Ese es el momento de la vida en que más que en ningún otro adquiere valor la vida del hombre: cuanto éste contempla la belleza en sí […] ¿Qué es lo que le ocurriría al que viera la belleza en sí, en su pureza, limpia, sin mezcla, sin estar contaminada por las carnes humanas, los colores y las demás vanidades mortales? […] ¿Es que no te das cuenta de que es únicamente en ese momento, en el que ve la belleza en sí, cuando le será posible engendrar, no apariencias de virtud, ya que no está en contacto con una apariencia, sino virtudes verdaderas, pues que ahora está en contacto con la belleza de verdad? […] Para llegar a esta meta difícilmente se puede tomar un colaborador mejor de la naturaleza humana que el Amor (Banquete, 203b- 212a)

RESUMEN: El amor nos lleva a conocer el principio del universo, la idea del Bien, bajo el aspecto en que esta resplandece: la belleza; nos eleva por encima de nuestra condición mortal hasta la inmortalidad.

CUESTIONES
• ¿Gobernar bien es cuestión de saber? ¿Todo el que sabe el bien lo practica?
• ¿El amor y la sensibilidad hacia la belleza son algo imprescindible para que la vida humana tenga un verdadero valor?
• ¿La belleza es el resplandor del bien? ¿Nos conduce hacia el bien?
• ¿Qué es amar?
• ¿En qué consiste tener un equilibrio interior?
• ¿La justicia es un equilibrio entre las diversas partes de la sociedad?
• ¿Cuáles son para ti las virtudes principales en la vida?

Francisco Javier Espinosa
Coordinador del taller.

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