Este año han venido SSMM Las Reinas Malas de Occidente a traer unos presentes (muy pasados) para los polluelos.
Primer documento gráfico de Peter y su bautizo en el Club |
Algunos de los regalos incluso olían mal, pero en este grupo sabemos afrontar con buena cara los reveses de la vida: Como muestra un botón en forma de oso de peluche. Peter. El regalo de Blanca, hoy se llama Peter, pero hasta que llegó a sus manos era un osito marginal de Las Barranquillas madrileñas, de ahí sus orejas ennegrecidas y su mirada como ida. Nadie hubiese dado dos duros por el futuro del osito.... y sin embargo ahora ha montado su propia empresa de viajes en la red.
Cena ajustada a todas las demandas. Sin lacteos, sin carne y sin límites. ¡Que no nos falte de ná!
Y después de una cena ligerísima (nótese el sarcasmo) las energías se renuevan para dar rienda suelta a los juegos de ingenio, las conversaciones, las canciones y los bailes grupales.
Comienza el juego del Killer, donde cada persona tiene asignada la misión de sacar del juego a un compañero de las más locas maneras mientras otras cosas pasan al mismo tiempo. El killer mejor jugado es el que no se nota. Nos acompañó sin hacer interferencias en toda la noche y sobre las 7 de la mañana supimos que la ganadora había sido Candela, que se quedó sin rivales.
Jugamos a los Lobos, un juego cuyas cartas había hecho Jorge con sus propias manos.
Se nos quedó en el tintero hacer el ritual que comenzamos a hacer el año pasado, en el que pedíamos deseos al nuevo año....pero el ambiente intimista que requiere el ritual acabó mutando en una larga conversación grupal de las que enriquecen el alma. Salieron muchos temas muy interesantes que nunca contaremos a los que no estuvisteis, JA!. Nos hinchamos de hablar de muchísimas cosas, unas con mucho sentido, otras con menos, pero todas de esas que hace que las personas nos conozcamos más y nos queramos mejor.
En esta larga conversación surgieron frases de esas que son muy reveladoras y que tuvimos a bien convertir en precepctos para este año 2018, una por mes. Al estilo de los preceptos del Señor Browne, el profesor de literatura de "La lección de August", el libro que estamos leyendo en estos momentos en el Club.
Cena ajustada a todas las demandas. Sin lacteos, sin carne y sin límites. ¡Que no nos falte de ná!
Y después de una cena ligerísima (nótese el sarcasmo) las energías se renuevan para dar rienda suelta a los juegos de ingenio, las conversaciones, las canciones y los bailes grupales.
Comienza el juego del Killer, donde cada persona tiene asignada la misión de sacar del juego a un compañero de las más locas maneras mientras otras cosas pasan al mismo tiempo. El killer mejor jugado es el que no se nota. Nos acompañó sin hacer interferencias en toda la noche y sobre las 7 de la mañana supimos que la ganadora había sido Candela, que se quedó sin rivales.
Jugamos a los Lobos, un juego cuyas cartas había hecho Jorge con sus propias manos.
Se nos quedó en el tintero hacer el ritual que comenzamos a hacer el año pasado, en el que pedíamos deseos al nuevo año....pero el ambiente intimista que requiere el ritual acabó mutando en una larga conversación grupal de las que enriquecen el alma. Salieron muchos temas muy interesantes que nunca contaremos a los que no estuvisteis, JA!. Nos hinchamos de hablar de muchísimas cosas, unas con mucho sentido, otras con menos, pero todas de esas que hace que las personas nos conozcamos más y nos queramos mejor.
En esta larga conversación surgieron frases de esas que son muy reveladoras y que tuvimos a bien convertir en precepctos para este año 2018, una por mes. Al estilo de los preceptos del Señor Browne, el profesor de literatura de "La lección de August", el libro que estamos leyendo en estos momentos en el Club.
Y después de hablar mucho, era necesario volver al movimiento y a la vitalidad, porque dormir no está permitido en las noches de velada bibliotecaria. Para acabar como la tradición manda, unos churritos con chocolate a las 7:30 de la mañana, son la guinda de una noche perfecta.
Polluelos, gasto mucha energía con vosotros, pero sois una inyección de vida para mi y para esta biblioteca.
Polluelos, gasto mucha energía con vosotros, pero sois una inyección de vida para mi y para esta biblioteca.
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