Las tinieblas de tu memoria negra.
Donato Ndongo
Narra, desde un estilo lleno de oralidad, la historia de un niño y las diferentes etapas que va viviendo con el trasfondo de una Guinea Ecuatorial siniestra y, a un tiempo, mágica y plena de sugerencias.
El niño sin-nombre protagonista, junto al otro narrador, una voz más coral que usa la segunda persona lo que le permite un análisis diferente y más distanciado respecto a las experiencias y vivencias más íntimas y subjetivas del niño, nos habla desde la angustia y el rompimiento. No en vano se trata de un híbrido, que ha crecido a caballo entre las creencias y tradiciones de su tribu Fang y los ritos y oraciones del mundo occidental. Estamos en plena colonización. Se trata, pues, de una novela con colonizador dentro (los españoles) y con colonizados (los habitantes de un país habitado por seis etnias diferentes, cada una con su cultura, lengua y tradiciones).
Su trama va mostrando, en primer plano, la colonización religiosa. De esta manera, el libro se ve salpicado por ideas y ritos cristianos (bautismo, primera comunión) que tienen su paralelo en las tradiciones tribales (circuncisión).
Ndongo parece volver la mirada hacia atrás para intentar comprender cómo ha sido la evolución de su país. En el medio quedan variadas formas de resistencia que hacen frente como pueden, con mayor o menor acierto, a las dos grandes violencias que se les echaron encima. Por un lado, la violencia política, con la imposición de un fascismo tropical o afrofranquismo que recuerda al que se vivió en la propia España al que se unió la colonización y sus derivas. Por el otro lado, la imposición religiosa.
En esta novela, de alta calidad literaria, encontramos también retazos que nos muestran una Guinea Ecuatorial llena de magia, donde las palabras adquieren todo el protagonismo y nos reservan el descubrimiento de los lugares sagrados o las creencias míticas (esas “otras historias” tan necesarias), que gracias a sus guardianes pasan de generación en generación y alumbran cuando se les quiere invisibilizar y someter.
Sin embargo, la historia no se queda en denuncia y reflexión, se trata de una narración sobre la evolución de un muchacho que, con grandes sacrificios, “tiene la sabiduría de la tribu y la sabiduría de los blancos”. Si tras el rito de la circuncisión ya será considerado “todo un hombre”, con apenas siete años, después se internará en el agónico mundo del pecado, en el que al fallar teme perder el respeto y el cariño de los que más quiere. Los recuerdos de la infancia del protagonista, que deviene en sacerdote, para después decidir no continuar esta senda, poseen en general una pátina de oscuridad sombría aunque a veces adquieran tintes de humor, y no parecen guardar demasiados ecos femeninos, si exceptuamos la relevancia que ocupa el capítulo que relata el despertar sexual del niño-hombre tras su encuentro con su tía materna.
Las tinieblas de tu memoria negra nos habla de un pasado con ecos de presente, nos habla de identidades que se han cimentado desde la dualidad y la búsqueda agónica constante y nos habla de muchos tipos de imposiciones, que vienen de dentro y que vienen, sobre todo en este caso, de fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario