Capítulo XVII
“Porque de los hombres, en general, se puede decir
esto: que son ingratos, volubles, hipócritas, falsos, temerosos del peligro y
ávidos de ganancias; y mientras les favoreces, son todo tuyos, te ofrecen su
sangre, sus bienes, la vida e incluso los hijos mientras no los necesitas;
pero, cuando llega el momento, te dan la espalda”
¿En tiempos difíciles, la gente obra egoístamente y no
puedes confiar en ella? ¿Los hombres son malos, en general?
Capítulo XXV
“Ya sé que muchos han creído y creen que las cosas del
mundo están hasta tal punto gobernadas por la fortuna y por Dios, que los
hombres con su inteligencia no pueden modificarlas ni siquiera remediarlas; y
por eso se podría creer que no vale la pena esforzarse mucho en las cosas, sino
más bien dejarse llevar por el destino”
“No obstante, pues que nuestro libre albedrío no se ha
extinguido, creo que quizás es verdad que la fortuna es árbitro de la mitad de
nuestras acciones, pero que también es verdad que nos deja gobernar la otra
mitad, o casi, a nosotros”
“Lo mismo ocurre con la fortuna que demuestra su
fuerza allí donde no hay una virtud preparada capaz de resistírsele; y así
dirige sus ímpetus hacia donde sabe que no se han hecho ni márgenes ni diques
que puedan contenerla”
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