martes, 31 de enero de 2017

La mercantilización de la vida a través de "Konrad"

Uno de los primeros temas que tratamos a partir de la lectura de Konrad, el niño que salió de una lata de conservas,  fue la forma en que los humanos manejamos la vida, convirtiéndolo todo en mercancía que se compra y se vende. Cuando comenzamos a leer Konrad, la situación en la que nos pone la autora es tan absurda que apenas nos plantemos que se pueda estar hablando en serio, y es posible que en el momento que se escribió esta novela no lo era. El debate sobre la mercantilización de la vida "embotellada" se abrió.
Como muestra un botón:







Afortunadamente el comerciar con niños encapsulados nos sigue pareciendo una aberración, pero saber que este tipo de artículos exiten hoy en el mercado hace pensar que la perversión humana supera la ficción. 

Vaca modificada genéticamente para que de más carne

En los papeles que acompañan la lata de Konrad la empresa le dice al comprador "Los defectos, imperfecciones, impuestos por la naturaleza no existen en nuestros acabados de alta perfección técnica".  
Pollos modificados genéticamente para que no tengan plumas 
En el mismo marco que el debate anterior de vida enlata, se abre el debate de como las empresas mejoran a través de modificación genética los alimentos, para hacer que las vacas, los pollos, el pescado, las verduras, etc sean lo más rentables posibles perdiendo de vista que este tipo de prácticas se están llevando a cabo con seres vivos, que deberían tener sus derechos.

Todos somos consumidores, y desde el desconocimiento estamos comiendo estos alimentos sin tener claros los efectos secundarios de este tipo de alimentación en nuestro organismo.


En Konrad vemos las dos caras de la moneda. Nos da para hablar sobre este tipo de productos y donde está la ética de las empresas con la propia vida y de del consumo desenfadado de la sociedad que hace posible este tipo de aberraciones. 

La Señora Bertolotti, es una consumidora compulsiva, tan adicta a la compra postal (símbolo de la modernidad de la época en la que está escrita la novela).

Por si esta conducta a través del correo no la dejase como una loca del consumo, la autora hace que el personaje, cuando Konrad llega a su vida, gaste todos sus ahorros en comprar todo lo que ella cree necesario para un niño.

La novela es una crítica en tono de humor a este tipo de conductas, puesto que la historia deja ver que la única necesidad real de un niño es sentirse querido por sus padres.


Referencias a otros materiales de apoyo al debate.

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