Hoy nuestro recorrido literario por Cuenca nos lleva a la Posada de San José de la mano de la Guía Histórico Legendaria de Benito Castejón
LA POSADA DE SAN JOSÉ fue en otros tiempos Colegio de San José de Niños Cantores. Allí se hospedaban los niños cantores o "infantes" de
Posada de San José |
Actualmente
está acondicionada como hotel. Desde su jardín se domina una hermosa
perspectiva sobre la Hoz
del Huécar.
Entrando en
el vestíbulo, vemos en la pared de la derecha el escudo de los Mazo. La
inscripción allí esculpida nos da constancia de la ilustre ascendencia de esa
familia.
Don Juan
Bautista Martínez del Mazo casó con una hija del inmortal pintor Velázquez;
cuando éste se dirigía a Valencia para embarcarse con dirección a Italia, pasó
por Cuenca para ver a su hija, y se hospedó en esta casa.
"EL CUARTERÓN" fue la casa solariega de los Albornoz.
El insigne
prelado conquense don Gil Carrillo de Albornoz nació en ella el año 1300.
Siendo niño, estaba jugando en el jardín de su casa y cayó, desde una altura de
veinte metros, a la Hoz
del Huécar. Por especial providencia del cielo, el niño quedó ileso. La madre
vio en esto un signo por el que el Señor se lo pedía para el Santuario; sin
dudar nada, envió al niño con su tío, el arzobispo de Toledo, para que lo encaminase
por la carrera eclesiástica.
Muy joven
ocupó la silla Primada de Toledo. Era gran amigo de Alfonso XI y su Capellán de
Honor. Salvó la vida del rey en la batalla de Tarifa, por lo cual, el rey le
armó Caballero y le confió el sitio de Algeciras. Perseguido por don Pedro I de
Castilla, emigró a la corte papal de Aviñón, donde el Papa Clemente VI le
nombró cardenal. El sucesor de dicho Pontífice, Inocencio VI, le encargó que, a
la cabeza de un numeroso ejército, redujese a la obediencia a las provincias
italianas que estaban sublevadas, y Albornoz logró su propósito. Gobernó con
admirable prudencia los Estados Pontificios, y fundó en Bolonia el famoso
Colegio de San Clemente, que aún sigue dando juristas a España.
Reinstaló la Sede Pontificia en
Roma. El Papa Urbano V, agradecido a sus numerosos servicios, le colmó de
honores, y a su muerte, ocurrida en 1367, ordenó que sus restos fueran
inhumados en la Catedral
de Toledo, donde reposan.
Al final
de la calle de Julián Romero y antes de salir a la plaza Mayor, se ven unas
piedras salientes en los muros de la Catedral : son los restos de la Torre del Giraldo (porque
tenía una "giralda" o veleta en su pináculo) o de las Campanas, que
se derrumbó el 3 de abril de 1902, y arrastró en su caída gran parte de la
fachada. Poco después empezó la reconstrucción, que todavía dura…
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