miércoles, 20 de noviembre de 2013

Callejeando por Cuenca.La posada San José




Hoy nuestro recorrido literario por Cuenca nos lleva a la Posada de San José de la mano de la Guía Histórico Legendaria de Benito Castejón






LA POSADA DE SAN JOSÉ fue en otros tiempos Colegio de San José de Niños Cantores. Allí se hospedaban los niños cantores o "infantes" de la Catedral, y se les instruía y preparaba para el servicio de la Catedral y para cantar en los Oficios del Coro.
Posada de San José
Actualmente está acondicionada como hotel. Desde su jardín se domina una hermosa perspectiva sobre la Hoz del Huécar.
Entrando en el vestíbulo, vemos en la pared de la derecha el escudo de los Mazo. La inscripción allí esculpida nos da constancia de la ilustre ascendencia de esa familia.
Don Juan Bautista Martínez del Mazo casó con una hija del inmortal pintor Velázquez; cuando éste se dirigía a Valencia para embarcarse con dirección a Italia, pasó por Cuenca para ver a su hija, y se hospedó en esta casa.

"EL CUARTERÓN" fue la casa solariega de los Albornoz.
El insigne prelado conquense don Gil Carrillo de Albornoz nació en ella el año 1300. Siendo niño, estaba jugando en el jardín de su casa y cayó, desde una altura de veinte metros, a la Hoz del Huécar. Por especial providencia del cielo, el niño quedó ileso. La madre vio en esto un signo por el que el Señor se lo pedía para el Santuario; sin dudar nada, envió al niño con su tío, el arzobispo de Toledo, para que lo encaminase por la carrera eclesiástica.
Muy joven ocupó la silla Primada de Toledo. Era gran amigo de Alfonso XI y su Capellán de Honor. Salvó la vida del rey en la batalla de Tarifa, por lo cual, el rey le armó Caballero y le confió el sitio de Algeciras. Perseguido por don Pedro I de Castilla, emigró a la corte papal de Aviñón, donde el Papa Clemente VI le nombró cardenal. El sucesor de dicho Pontífice, Inocencio VI, le encargó que, a la cabeza de un numeroso ejército, redujese a la obediencia a las provincias italianas que estaban sublevadas, y Albornoz logró su propósito. Gobernó con admirable prudencia los Estados Pontificios, y fundó en Bolonia el famoso Colegio de San Clemente, que aún sigue dando juristas a España.
Reinstaló la Sede Pontificia en Roma. El Papa Urbano V, agradecido a sus numerosos servicios, le colmó de honores, y a su muerte, ocurrida en 1367, ordenó que sus restos fueran inhumados en la Catedral de Toledo, donde reposan.


Al final de la calle de Julián Romero y antes de salir a la plaza Mayor, se ven unas piedras salientes en los muros de la Catedral: son los restos de la Torre del Giraldo (porque tenía una "giralda" o veleta en su pináculo) o de las Campanas, que se derrumbó el 3 de abril de 1902, y arrastró en su caída gran parte de la fachada. Poco después empezó la reconstrucción, que todavía dura… 

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