jueves, 10 de octubre de 2013

Rafael Alberti. Poesía para comenzar





Como cada semana comenzamos nuestro taller de lectura con un poco de poesía: 

Esta semana estaremos con Rafael Alberti.







Alberti y la poesía en la calle 

Aunque Alberti también fue un escritor de teatro, siempre se definió a sí mismo como un poeta en la calle. La inspiración para escribir su poesía la encontraba en los hechos cotidianos, en la realidad de la gente de a pie, y por ello estaba convencido que la poesía debía volver a esa gente, tenía que ser restituida a la calle. Nunca creyó en una poesía inaccesible, sólo para privilegiados. Por ello, no  le gustaba la idea de que los versos de los poetas se quedaran presos entre la celulosa de los libros. Porque habían sido escritos para ser recitados en cualquier ocasión, para que llegaran a todo tipo de personas. Según Rafael, el mejor homenaje que puede recibir un poeta es que la gente sencilla recite sus versos. Aunque a veces no los identifique con su autor, como le ocurrió a él mismo con una señora que iba a limpiar a su casa. En cierta ocasión, mientras ponía orden en la vivienda, la oyó cantar con entusiasmo su poema “La paloma”. Muy halagado le preguntó si le gustaba la canción y ella respondió: “sí, don Rafael, es que don Antonio Machado hace unos versos preciosos.”  
El gaditano vivía la poesía, disfrutaba con ella. La degustaba y paladeaba cada día, pero no encontraba placer en diseccionarla y analizarla de modo científico. “Yo soy un poeta, no un crítico”, explicaba a María Asunción Mateo. “Lo que tenía que decir lo he dicho ya al escribir mi obra. Además, en la poesía está todo y todo cabe en ella. Lo importante es la capacidad de expresión del poeta. Luego, los especialistas, si quieren, que la valoren.”
Algunas veces comentó que al componer sus poemas, sentía cierta predilección por el gerundio (“Es muy expresivo y se adapta bien a la construcción de la frase”) y por los adverbios de una manera inconsciente. Pero, Alberti escribía con el corazón más que con el intelecto. Y si se hubiese entretenido a analizar alguna de las figuras que usaba, no hubiera podido seguir creando. En la elaboración de sus poemas se fiaba sobre todo de su oído que le daba el ritmo del verso. A fuerza de repetir poemas en voz alta, había alcanzado una extraordinaria sensibilidad para valorar el sonido de las frases y captar así el ritmo adecuado para sus composiciones. A fuerza de leer con la poesía de otros autores, había interiorizado lo mejor de la tradición española. Como reconoce Pablo Neruda, otro de los grandes poetas del siglo XX, en su libro de memorias “Confieso que he vivido” cuando dice de Alberti: “su poesía tiene como una rosa milagrosamente en invierno: un copo de nieve de Góngora, una raíz de Jorge Manrique, un pétalo de Garcilaso, un aroma enlutado de Gustavo Adolfo Bécquer, es decir, que en su copa cristalina se confunden los cantos esenciales de España”.

(De “cuando llegan las musas”, De Raúl Cremades y ángel Esteban)


Poemas

"España"
España,
fina tela de araña,
guadaña y musaraña,
braña, entraña, cucaña,
saña, pipirigaña,
y todo lo que suena y consuena
contigo: España, España.

El toro se estrena y que se llena
de ti y en ti se baña,
se laña y deslaña,
se estaña y desestaña,
como el toro que es toro y azul toro de España.



"Si Garcilaso volviera"
Si Garcilaso volviera...

Si Garcilaso volviera,
yo sería su escudero;
que buen caballero era.

Mi traje de marinero
se trocaría en guerrera
ante el brillar de su acero;
que buen caballero era.

¡Qué dulce oírle, guerrero,
al borde de su estribera!

En la mano, mi sombrero;
que buen caballero era. 



"Geografía física"
Nadie sabe Geografía
mejor que la hermana mía.

—La anguila azul del canal
enlaza las dos bahías.

—Dime, ¿dónde está el volcán
de la frente pensativa?

—A pie de la mar morena,
solo, en un banco de arena.

(Partiendo el agua, un bajel
sale del fondeadero.

Camino del astillero,
va cantando el timonel.)
—Timonel, hay un escollo
a la salida del puerto.
—Tus ojos, faros del aire,
niña, me lo han descubierto.
¡Adiós, mi dulce vigía!

Nadie sabe Geografía
mejor que la hermana mía



"La Paloma" (Joan Manuel Serrat)
Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur.
Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba.
Creyó que el mar el cielo;
que la noche, la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama)



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