El próximo miércoles, 24 de abril, en el marco de los talleres de lectura del Club Letras mágicas, se dará lugar a la presentación del poemario Via Crucis de Antonio Perán Elvira.
Esta presentación está abierta a cualquiera que esté interesado en asistir.
SOBRE EL AUTOR
Antonio Perán Elvira, nace en Lorca, en 1954. A los ocho años queda ciego por Meningitis; y a los diez ingresa en la ONCE, en cuyos colegios realiza estudios primarios y de bachillerato. En 1976 accede por concurso oposición al cuerpo administrativo de la ONCE. Su primer destino es Manacor y aquí inicia sus estudios de Derecho. Luego se licenciaría en la Universidad Central de Barcelona, donde con anterioridad había sido trasladado. En el 2000 es nombrado Director para Asuntos Jurídicos de la Corporación Empresarial de la ONCE, LABOR QUE DESARROLLA HASTA EL MOMENTO DE SU JUBILACIÓN.
En cuanto a sus publicaciones, cabe anotar sus libros sobre el juego del dominó (Escuela de dominó y una partida de dominó); y en poesía, es autor de “Diálogos con mi perro sancho”, “En la mansión de los céfiros” y “Vía Crucis”. Ha sido reconocido con los premios Tiflos de poesía (ONCE) y el de la Asociación El Arca (Colombia), ambos de carácter internacional.
ACERCAMIENTO A LA PERSONALIDAD ARTÍSTICA DE CARMEN FEITO MAESO
Carmen Feito Maeso es una madrileña apasionada por la lírica desde niña. Posee estudios superiores de literatura, teatro y canto. Ha acercado la poesía a los colegios trabajando con alumnos de Primaria y secundaria. Le resulta fácil imbuir en los pequeños su propia pasión. Lo consigue fascinándolos con autores clásicos y modernos por medio de su propia declamación.
Ha realizado numerosos recitales poéticos, colaborando con el Instituto Cervantes en el extranjero. Y, tanto como poeta como por declamadora, ha sido reconocida con diversos premios y, en especial, por el aprecio del público.
En las charlas con quienes acuden a sus recitales, Carmen Feito cuenta cómo comenzó su trayectoria como declamadora: En Secundaria, la profesora de Lengua y Literatura me sacó a recitar poemas de Teresa de Jesús. (Yo sólo había recitado de Lorca). Cuando terminé, mis compañeros lloraban. Entonces, ella me dijo que aquello no podía quedar allí. De este modo comenzó mi tarea como declamadora.
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