miércoles, 22 de enero de 2014

Callejeando por Cuenca. Zona de Diputación

Diputación provincial


Hoy nuestro recorrido literario por Cuenca nos lleva a pasear por la zona de Diputación de la mano de la Guía Histórico Legendaria de Benito Castejón


     
Con la venida de los Borbones a España, las costumbres perdieron mucho de su seriedad y decoro; del mismo modo degeneraron los valores espirituales. La devoción en las grandes festividades se bastardeó, y lo puramente espiritual degeneró en escándalo y desenfreno.

Guardan las crónicas de Cuenca los escándalos y abusos que se cometieron en la Navidad del año 1702, y hacen memoria del comportamiento de uno de los regidores de la ciudad, el señor conde de Cervera. Se le avisó que en años anteriores se habían producido abusos en la Misa del Gallo, y era conveniente tomar medidas preventivas.



Antigua iglesia de san Esteban, derribada en 1960
Estuvo haciendo ronda en la Catedral, pero le avisaron del convento de San Francisco (junto a la actual Diputación) que la chusma molestaba la celebración de los divinos oficios. Al llegar el regidor con dos alguaciles, vio mucho más de lo que imaginaba. El ruido y el alboroto eran insoportables, porque cada uno de los concurrentes, no sólo los niños, sino también los hombres y alguna mujer, llevaban zambombas, tambor, pandero, rabel y almireces. Todos estos instrumentos los tocaban a voluntad y sin cesar, a lo que se agregaba una continua conversación, de manera que más parecía una laza pública que un templo.

Con razones y amenazas logró imponer silencio en los momentos más solemnes de la Santa Misa, pero la gente, entre beber y charlar, era imposible que oyese la Santa Misa.

Actual Iglesia de San Esteban
El señor conde de Cervera aplicó sanciones a los más destacados autores e los alborotos ocurridos en la Misa del Gallo, que se hallaban detenidos en las cárceles de Cuenca.
Una de las mujeres, que fue hallada aquella noche dentro de un confesionario de la iglesia de San Francisco, portadora de un caldero de cobre, al que golpeaba con un martillo, se llamaba María Moreno, natural de Alcantud, residente en el barrio del Castillo. La tal Moreno, por los desacatos cometidos durante la celebración de la Misa del Gallo y por haberle faltado al respeto al señor Regidor, fue castigada con pena de cien azotes, que el conde de Cervera rebajó a treinta y a que asistiera todas las semanas a la doctrina cristiana en el convento de los dominicos; y lo que era más grave para ella, a que no bebiera en un año bebidas alcohólicas".
Con éste y otros ejemplares castigos por parte de la autoridad seglar, se terminó con el lamentable espectáculo en la ciudad de Cuenca, dentro de los templos, en la fiesta de Navidad. Pero lo curioso de aquel suceso fue que, al llegar la Nochebuena, los mozalbetes, al dar serenatas navideñas por las calles, repetían este cantar o villancico, que se ha hecho famoso en toda España:
Ande, ande, ande, la Marimorena. Ande, ande, ande, que es la Nochebuena.
La Marimorena no es otra que la María Moreno del caldero... El gamberrismo viene de antiguo... 


(Colaboración de don Martín Alvarez Chirveches.)
 


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