lunes, 10 de mayo de 2021

Nietzsche: el superhombre, la voluntad de poder y el eterno retorno

La falsedad

La falsedad de un juicio no es para nosotros una objeción contra el mismo; acaso sea en esto en lo que más extraño suene nuestro nuevo lenguaje. La cuestión está en saber hasta qué punto ese juicio favorece la vida, conserva la vida, conserva la especie, quizá incluso selecciona la especie; y nosotros estamos inclinados por principio a afirmar que los juicios más falsos (de ellos forman parte los juicios sintéticos a priori) son los más imprescindibles para nosotros, que el hombre no podría vivir si no admitiese las ficciones lógicas, si no midiese la realidad con la medida del mundo puramente inventado de lo incondicionado, idéntico-a-sí-mismo, si no falsease permanentemente el mundo mediante el número, - que renunciar a los juicios falsos sería renunciar a la vida, negar la vida: esto significa, desde luego, enfrentarse de modo peligroso a los sentimientos de valor habituales; y una filosofía que osa hacer esto se coloca, ya sólo con ello, más allá del bien y del mal.

F. NIETZSCHE, Más allá del bien y del mal, 
"Del prejuicio de los filósofos", 4.

La muerte de Dios

¿No habéis oído hablar de aquel hombre loco que, con una linterna encendida, en la claridad del mediodía, iba corriendo por la plaza y gritaba: “busco a Dios”? Y que precisamente arrancó una gran carcajada de los que allí estaban reuniones y no creían en Dios. “¿Es que se ha perdido?”, decía uno. “¿Se ha extraviado como un niño?”, decía otro; o “¿es que se ha escondido?, ¿tiene miedo de nosotros?, ¿ha emigrado?”, así gritaban riendo unos con otros. El hombre loco saltó en medio de ellos y los taladró con su mirada. “¿A dónde se ha ido?”, exclamó, “voy a decíroslo. Lo hemos matado nosotros. Vosotros y yo. Todos somos sus asesinos. Pero, ¿cómo hemos hecho esto? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Quién nos ha dado una esponja capaz de borrar el horizonte? ¿Qué hemos hecho para desprender esta tierra del sol? ¿Hacia adónde se mueve ahora? ¿Hacia adónde nos movemos nosotros, apartándonos de todos los soles? ¿No nos precipitamos continuamente, hacia atrás, hacia adelante, hacia un lado y hacia todas partes? ¿Existe todavía para nosotros un arriba y un abajo? ¿No vamos errantes como a través de una nada infinita? ¿No nos absorbe el espacio vacío? ¿No hace más frío? ¿No viene la noche para siempre, más y más noche? ¿No se han de encender linternas a mediodía? ¿No oímos nada del rumor de los enterradores que han enterrado a Dios? ¿No olemos todavía nada de la corrupción divina? También los dioses se corrompen. ¡Dios ha muerto! ¡Dios está muerto y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podemos consolarnos los asesinos de todos los asesinos? Lo más santo y lo más poderoso que el mundo poseía hasta ahora se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién puede limpiarnos esta sangre? ¿Qué fiestas expiatorias o qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es demasiado grande para nosotros la grandeza de este hecho? ¿No deberemos convertirnos en dioses nosotros mismos, solo para aparecer dignos de este hecho? No hubo nunca hecho más grande y cuantos nazcan después de nosotros pertenecerán a una historia superior a toda la historia precedente, a causa de este hecho” 

F. NIETZSCHE, La Gaya ciencia, Madrid,
 Narcea, 1973, pp. 241-242.

Imagen recogida de aquí


El superhombre

Tres transformaciones del espíritu os menciono: como el espíritu se convierte en camello, y el camello en leon, y el leon, por fin en niño […] ¿Que es pesado? así pregunta el espíritu paciente, y se arrodilla, igual que el camello, y quiere que se le cargue bien […] ¿Acaso no es: humillarse para hacer dan o a la propia soberbia? ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la propia sabiduría? […] Con todas estas cosas, las mas pesadas de todas, carga el espíritu paciente: semejante al camello que corre al desierto con su carga, así corre el a su desierto. Pero en lo mas solitario del desierto tiene lugar la segunda transformacion: en leo n se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista una presa, y ser señor en su propio desierto. Aquí busca a su ultimo señor: quiere convertirse en enemigo de e l y de su ultimo dios, con el gran drago n quiere pelear para conseguir la victoria. ¿Quien es el gran drago n, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? “Tu debes”, se llama el gran drago n. Pero el espíritu del leo n dice “yo quiero” […] Crear valores nuevos -tampoco el leo n es aun capaz de hacerlo: mas crearse libertad para un nuevo crear- eso sí es capaz de hacerlo el poder del leo n. Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos mí os, es preciso el leo n […] Pero decidme, hermanos mí os, ¿que es capaz de hacer el niño que ni siquiera el leo n ha podido hacerlo? ¿Por que el leo n rapaz tiene que convertirse todavía en niño? Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí […] Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: como el espíritu se convirtió en camello, y el camello en leo n, y el leo n, por fin, en niño 

(F. NIETZSCHE, Así habló Zaratustra, 
Madrid, Alianza, 1984, pp. 49-51).

Eterno retorno

Vamos a suponer que cierto día o cierta noche, un demonio se introdujera furtivamente en la soledad más profunda y te dijera: “esta vida, tal como tú la vives y la has vivido tendrás que vivirla todavía otra vez y aun innumerables veces; y se te repetirá cada dolor, cada placer y cada pensamiento, cada suspiro y todo lo indeciblemente grande y pequeño de tu vida. Además, todo se repetirá en el mismo orden y sucesión… y hasta esta araña y este claro de luna entre los árboles y lo mismo este instante y yo mismo. Al eterno reloj de arena de la existencia se le dará la vuelta siempre de nuevo, y tú con él, corpúsculo de polvo”. ¿No te echarías al suelo, rechinarías los dientes y maldecirías al demonio que así te hablase? O puede que hayas tenido alguna vez la vivencia de un instante prodigioso en el que responderías: “¡tú eres un dios y nunca oí nada más divino!”. Si aquel pensamiento llegase a apoderarse de ti, te trasformaría como tú eres y acaso te aplastaría. Se impondría como la carga más pesada en todo tu obrar la pregunta a cada cosa y a cada paso: “¿quieres que se repita esto otra vez y aun innumerables veces?”. O, ¿cómo tendrías tú que ser bueno para ti mismo y para la vida, no aspirando a nada más que a confirmar y sellar esto mismo eternamente? 

(El gay saber, pp. 344-345)

La voluntad de poder

¿Y sabéis qué es para mí el mundo? [...] un juego de fuerzas y olas de fuerza, siendo al mismo tiempo uno y "muchos"[...]; un mar de fuerzas borrascosas que se agitan a sí mismas, un mundo que se transforma eternamente, que retorna eternamente, con infinitos años de retorno; un mundo con un flujo y reflujo de sus formas, que se desarrolla desde la más simple a la más compleja; un mundo que de lo más quieto, frío y rígido pasa a lo más ardiente, indómito y autocontradictorio, y que luego de la abundancia retorna a la sencillez, que del juego de las contradicciones retorna al placer de la armonía, que se afirma a sí mismo aún en esta uniformidad de sus cauces y de sus años y se bendice a sí mismo como algo que debe retornar eternamente, como un devenir que no conoce ni la sacie-dad, ni el hastío ni el cansancio: este mundo mío dionisíaco, que se crea a sí mismo eternamente y eternamente a sí mismo se destruye, este mundo misterioso de los deleites dobles; este mi "más allá del bien y del mal", sin finalidad, a no ser que la haya en la felicidad del círculo, sin voluntad a no ser que un anillo tenga buena voluntad para sí mismo. ¿Queréis un nombre para este mundo? ¿Una solución para todos sus enigmas? ¿Una luz también para vosotros, los más cultos, los más fuertes, los más impasibles, los más de media noche? ¡Este mundo es la voluntad de poder, y nada más! ¡Y también vosotros mismos sois esa voluntad de poder y nada más! 

(Fragmentos póstumos, 38[12]).

CUESTIONES PARA EL DEBATE
  • ¿Vivir sin normas morales? ¿Puede ser la vida una continua creatividad? ¿Puede ser cada uno creador de sus propios valores? ¿Es imposible fundamentar los valores y las normas morales?
  • ¿Vivimos como borregos? ¿Todo el mundo puede ser un artista de su vida, como dice Nietzsche, o se trata de una propuesta elitista? ¿La igualdad debe ser un auténtico valor moral o es solo expresión de la moral de borregos?
  • ¿Todo nuestro conocimiento y lenguaje son metáforas o podemos alcanzar la verdad sobre las cosas?
  • ¿Tenemos una parte de espiritualidad o todo es materialidad, instintos y pasiones?


“Edición Aniversario: 10 propuestas para pensar y vivir”
Coordinador: F. Javier Espinosa (UCLM, Facultades de Comunicación y Humanidades / Cuenca

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