Comenzamos el análisis de la novela de este mes "Las palabras de la noche" de Natalia Ginzburg, conociendo la biografía de la autora y los por qués del título de la novela.
BIOGRAFÍA DE NATALIA GINZBURG
Nació en Palermo
en el seno de una familia acomodada de origen triestino, pero buena
parte de su vida la pasó en Turín, adonde
su padre, profesor universitario de
anatomía, fue trasladado en 1919, cuando ella tenía tres años. Tanto él
como sus hermanos fueron apresados y procesados por sus ideas antifascistas. Su madre era hija de un
abogado socialista. Hija de un librepensador (además, la familia paterna era
judía) y de una mujer de educación católica, tuvo una formación laica: ninguno
de ellos eran practicantes. La enseñanza media la hizo en el instituto Alfieri.
En 1933 publicó su primer cuento, I bambini
(Los niños), en la revista Solaria.
Natalia Ginzburg |
Después del comienzo de la deportación sistemática de los judíos, y tras
varias vicisitudes, su marido fue detenido y torturado hasta la muerte en la
cárcel de Regina Coeli de Roma, en 1944.
Natalia Ginzsburg, poco después
de liberada ese mismo año, llega en octubre a Roma, donde comienza a trabajar
en Einaudi, la editorial donde publicará sus novelas. En otoño del año
siguiente regresó a Turín, adonde habían ya retornado sus padres y sus hijos,
quienes durante los meses de la ocupación alemana se habían refugiado en Toscana.
En 1947 aparece È stato cosí, con el que gana
el premio Tempo. Se trata de un libro desesperado, violento y lleno de
tristeza. La tristeza se combinará en sus obras posteriores con una original
comicidad.
Se casa en 1950 con el profesor
universitario Gabriele Baldini,
especialista en literatura inglesa que fue director del Instituto Italiano de
Cultura en Londres. El matrimonio tendrá
dos hijos.
En 1952 publica Todos nuestros
ayeres; cinco años más tarde salen el libro de cuentos Valentino (premio
Viareggio) y la novela Sagitario; y en 1961 lanza su importante novela Las
palabras de la noche, que en 2003 será llevada al cine por el español Salvador García Ruiz con el título de Las voces de la noche.
Natalia Levi gana luego el prestigioso premio Strega, en 1963, con Léxico familiar,
novela autobiográfica con la que consiguió también un gran éxito de ventas. Ese
mismo año hizo su único papel en el cine, en la película de Pier Paolo Pasolini: El Evangelio según San
Mateo, en la que interpretó a María de
Betania.
En 1969 muere su segundo marido.
Ella continúa con su escritura, cada vez más interesada en el microcosmos de
las relaciones familiares: Querido Miguel (1973), Familia (1977), otra novela
epistolar La ciudad y la casa (1984), y un libro inclasificable y extenso, La
famiglia Manzoni (1983), sobre la esfera doméstica del gran escritor italiano.
Al mismo tiempo, después de la
muerte de Baldini, Natalia Ginzsburg, como la mayoría de los intelectuales
de izquierda italianos de aquella época, comienza a
participar cada vez más activamente en política y en 1983 es elegida diputada
del Parlamento por el
Partido Comunista Italiano.
Murió en Roma la noche de 6 al 7
de octubre de 1991. Su obra apareció en Einaudi, editorial de Turín con la que
tuvo lazos amistosos y de asesoramiento a lo largo de toda su vida. Numerosas
polémicas cívicas, recogidas en ensayos, pudo canalizarlas finalmente con su
participación en el Parlamento durante sus últimos años.
Fuente: Wikipedia
EL PORQUÉ DEL
TÍTULO
La traducción
literal del título italiano sería el de “las voces de la noche”, que es como se
tituló la película que se hizo en España. No obstante, en la obra no aparece
ninguna alusión directa a cualquiera de los dos títulos: el original y el de la
novela en español. Sólo cabe deducirlo por las entradas en el principio que
acomodan la escena en que una hija va hablando con su madre al atardecer,
mientras parece que va a narrar la historia de su fracaso sentimental. Veamos:
Era octubre,
comenzaba a hacer frío. En el pueblo, detrás de nosotras, habían encendido los
primeros faroles y el globo azul del Hotel Concordia iluminaba la plaza
desierta con una luz irreal. Íbamos por el camino de nuestro jardín, tapizado
de hojas; se veía la ventana iluminada de la cocina y a nuestra criada Antonia
que batía un huevo. Subí a mi habitación. Mi habitación está en el último piso
y da al campo. Por la noche se distinguen, a lo lejos, las luces de Castello y
las pocas luces de Castel Piccolo, en alto, sobre una joroba de la colina; de
ese lado de la colina está la ciudad.
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