lunes, 7 de diciembre de 2020

ARISTÓTELES : Política

 1. Como hemos visto en el tema anterior, cada especie tiene una esencia y naturaleza que guía a los miembros de esa especie hacia su finalidad y su perfección. La felicidad, la perfección y la finalidad del hombre es el saber ético y teórico.

Ahora bien, para que el hombre pueda alcanzar la felicidad necesita de la sociedad y de la vida política. Por eso dice Aristóteles que el hombre es un ser social y político por naturaleza (ζῷον πολῑτῐκόν). Lo que quiere decir es que está en su “programa informático” (es decir, en su naturaleza) juntarse formando sociedades y organizar las sociedades en torno a unos poderes políticos que pongan unas leyes de comportamiento. El individuo aislado nunca podría alcanzar sólo la plenitud de su perfección, porque la vida social le brinda la comunicación y sólo por la comunicación dentro de una sociedad el hombre puede llegar a ser racional, aprendiendo a compartir ideas y valores, lo que es esencial para el desarrollo de su racionalidad y la adquisición de la sabiduría práctica. Además, sólo una vida social y política donde hay reparto de tareas y organización posibilita que haya tiempo libre para poder practicar la sabiduría.

La política para Aristóteles es tan natural como tener manos y ojos, o más. Muchos hoy dicen: “yo no soy político”, “paso de la política”. En primer lugar, esto revela quizás que el que lo dice piensa que la política es muchas veces partidista, que ser político es ser miembro de una parte, de un partido; y no quiere ser de una parte, sino del todo. Pero también suele significar una visión de la vida: “yo me dedico a mis cosas”; es frecuente hacer la distinción entre liberalismo y republicanismo como dos concepciones diferentes de la vida. Ya sé, en la vida real hay muchas posiciones intermedias y también en la filosofía política. Pero es capital entender esta distinción para comprender la política.

Imagen recogida de aquí


Para el liberalismo lo más importante es la vida privada: la familia, las propias ideas, el entretenimiento, los propios gustos culturales, la profesión o los negocios; la política es importante en cuanto que posibilita esto que podríamos llamar la vida particular. El liberalismo significa que la política, el estado, no se inmiscuya en esa libertad privada y que la garantice. Como se ve, se trata de una concepción instrumental de la política: la política tiene que ser un instrumento o un medio para la vida privada, que es lo fundamental del ser humano. Podríamos decir que el liberalismo es una corriente que nace en el siglo XVII y se va extendiendo hasta nuestros días. El liberalismo exige la democracia: que los ciudadanos puedan controlar al estado. También exige un estado de derecho: que todos, especialmente los gobernantes, cumplan las leyes. El ciudadano sólo participará en política cuando vea sus derechos en peligro. Y cuando participe siempre pensará qué política favorece mejor su vida privada.

El republicanismo para mucha gente significa oponerse a la monarquía. Pero no es esto lo que en filosofía política significa. Nace con Aristóteles, sigue con algunos pensadores romanos (República de Roma), como Cicerón, se extiende a algunas ciudades italianas del Renacimiento (repúblicas), se manifiesta en Maquiavelo y Spinoza, en Rousseau, y luego en los partidos de izquierdas del XIX, XX y XXI. Implica que la política no es algo instrumental en la vida, sino algo esencial y natural. Una persona que no participe en la política no es capaz de desarrollarse como persona, en el sentido de que no aprende a ver las cosas desde la perspectiva del bien común. Por tanto, es un ser humano que queda limitado en su desarrollo. El republicanismo implica que la participación política en conseguir el bien común nos hace mejores personas y más felices. Para esta concepción es imprescindible tener virtudes cívicas. El ciudadano no participará ni votará pensando que opción política es mejor para él, sino cuál es mejor para el bien común. El republicanismo busca mecanismos para que pueda participar todo el mundo y para que no haya desigualdad (las desigualdades económicas conducen a desigualdades políticas). Por eso se origina en Aristóteles: la participación política es algo esencial, es algo que está en la naturaleza humana; no es algo accidental e instrumental como en el liberalismo.

2. Aristóteles tiene una filosofía política moderada. No le gustaban las utopías revolucionarias como a Platón; pensaba que la política no consiste en buscar el mejor Estado, sino en sacar el mejor partido posible de lo que se tiene.

Por eso defiende la estructura política típica de los griegos, la “polis” (no le parecía bien lo que estaba haciendo su pupilo, Alejandro Magno, que estaba intentando construir otro tipo de entidad política, el imperio).

Cree que ninguna de las tres formas puras de gobierno es buena: ni la monarquía, ni la aristocracia, ni la democracia. Monarquía es el gobierno de uno; si éste es muy bueno y muy sabio, y tienen todo el poder, ya que hablamos de monarquía, el gobierno funcionará muy bien. Pero en la práctica es muy difícil que el monarca sea sabio y bueno, y nada hay más próximo a la monarquía que la arbitrariedad. Y cuando uno solo tiene todo el poder y lo hace mal, ¿quién puede pararlo? Así es muy fácil que la que en teoría es la mejor forma de gobierno se convierta en la realidad en la peor, que es la tiranía. La aristocracia es el gobierno de unos cuantos, en teoría los mejores; pero los mejores suelen provenir de los más ricos, que tienden a perpetuarse en el poder y a acrecentar su patrimonio, y así la aristocracia se convierte fácilmente en la realidad en oligarquía (el gobierno de los ricos). La democracia es el gobierno del pueblo, podríamos decir, de los pobres. Esta forma de gobierno también puede degenerar cuando, en vez de buscar el bien de todos, cada cual en el gobierno busca su propio beneficio, y entonces se convierte en demagogia. Sin embargo, la demagogia, ya que el poder en ella está repartido, es mejor que la oligarquía y mucho mejor que la tiranía.

Aristóteles traza una filosofía política moderada y piensa que en política no es mejor seguir ideales, tener un monarca perfecto, una aristocracia perfecta o una democracia perfecta, que no suelen darse en la realidad, sino un sistema mixto entre aristocracia y democracia, sistema mixto al que llamó “politeia”; así participan todos, ricos y pobres, y así se eliminan las terribles distancias entre ricos y pobres y se genera una amplia clase media. Para Aristóteles esto sería lo mejor: el gobierno de la clase media.

Francisco Javier Espinosa
Coordinador del taller.

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